Esta es la novedad: cada pequeño día
te parecés más a un cristal sucio y especial
que tintinea en falsete oscuro y con fuerza. Solo vos
no sabés cómo dormirte de repente,
sos ciega, blanca, horrible, una fruta ácida.
No existe el despertar en la lengua que conocés.
No hay despertar para el elefante, el zombi o el zapato.
Tenemos que irte a ver. Sos muy ingenua
para querer tener el mundo en la palma de la mano.